Indentidad pampeana

El arquitecto Pablo Briguez nos presenta una nueva entrega de la serie «Casas perdidas, la modernidad invisible», integrada por ensayos breves sobre proyectos arquitectónicos notables entre las viviendas magdalenenses. En esta oportunidad se trata de una casa ubicada en la calle Rivadavia de la ciudad de Magdalena, diseñada por Rubén Pesci.


CASAS PERDIDAS. LA MODERNIDAD INVISIBLE

CAPÍTULO III
IDENTIDAD PAMPEANA

Por Pablo Briguez

Resulta algo complicado escribir sobre la identidad y aún más si se trata de arquitectura, de nuestra arquitectura. La vivienda que nos ocupa en este capítulo es una invitación al pensamiento, a la pregunta sobre qué somos, de dónde venimos y hacia dónde nos lleva el camino siguiendo la huella.

Emplazada en pleno centro urbano sobre la calle Rivadavia, esta vivienda diseñada por un joven Rubén Pesci (hoy convertido en un importante y renombrado arquitecto) esconde ideas y fundamentos que giran en torno a la pregunta sobre como debería ser una arquitectura que represente el medio donde se construye, su historia, su contexto.

Parte de la respuesta a estos cuestionamientos tienen su antecedente en la construcción de las casas chorizo, un prototipo de vivienda urbana ampliamente construido en el siglo XIX y principios del XX que devenía de la tradición europea y que tiene en el paisaje de la provincia de Buenos Aires y la amplia llanura pampeana innumerables ejemplos. Las casas chorizo como popularmente se las conocía por su repetición de habitaciones cocidas todas con una extensa galería, son el resultado y la evolución local de años de construcción urbana para la vida del hombre y están dotadas de una serie de medios pasivos que fueron capaces de resolver las problemáticas que nuestro medioambiente.

Frank Lloyd Wright es un arquitecto norteamericano que junto con otros forma parte de un grupo que puede considerarse como los padres de la arquitectura moderna. Su trabajo en las viviendas de la pradera norteamericana es y será una influencia para quienes transitamos esta profesión. Sus viviendas sintetizan rasgos del medio donde se insertan que bien podrían trasladarse hasta nuestra planicie que se extiende en una interminable línea horizontal.

Casa Robie (F.L. Wright 1902-1903)

Sobre la base de estos dos ejemplos mencionados es que podemos empezar a desandar el camino de esta vivienda diseñada a los 23 años junto con sus compañeros de estudio Héctor Antonio y Luis María Rossi, en 1966.

Si nos paramos frente a ella podremos ver un volumen de ladrillo que se desmaterializa hacia uno de sus lados para formar una galería sobrelevada a la línea de la calle, para evitar el contacto directo con el transeúnte. Esta galería es una suerte de terraza a la calle cubierta apenas por una imperceptible losa que se apoya en unas delicadas columnas de madera. El detalle de unos huecos en la cubierta permite la entrada de luz cercana a las ventanas de manera casi cenital y permite la salida de unas enredaderas que crecían en coincidentes canteros en el suelo.

Tanto el piso de la galería como el del interior nos recuerdan los pisos de madera con cámara de aire de las casas chorizo recurso reutilizado en esta vivienda para resolver los problemas de humedad del suelo tan comunes en nuestra zona.

Adentro el espacio se envuelve en una penumbra, una sombra similar a las de las enormes habitaciones de las casonas pampeanas, apenas iluminados con un par de puertas ventanas y protegidas por celosías de madera. Una estufa hogar es el centro alrededor de los cuales giran los diferentes espacios de la casa.

Como el estar y el comedor se encuentran a media altura sobre el nivel de la calle para acceder a la cocina hay que bajar unos escalones que lo devuelven al nivel del patio. Un espacio intermedio, una galería nuevamente hace la transición entre el adentro y el afuera, tal cual ocurre en el arcaico rancho.

Para llegar a los dormitorios apenas hay que subir otro medio nivel, lugar donde los detalles de ventanas con jardines colgantes y una ducha que posee una lucarna que inunda de luz todo el baño son apenas algunas de las cosas que podemos encontrar.

Delicados detalles en madera, espacios de luz y de sombra, ladrillos que se transforman en líneas horizontales, cubiertas resueltas en un espesor imposible, hacen de esta vivienda uno de las mas lindos ejemplos para entender que la arquitectura no se trata solo de belleza sino que lleva tras de sí  un contenido, una simple idea que la transforma en una obra de arte.