Por Pablo Briguez
¿Qué será de nosotros en el día después? Vivimos ciertamente en el país antinomias, podría citar enorme cantidad de ejemplos que nos dividen como sociedad en un esquema binario, donde sos del uno o sos del dos y nada de lo que el otro puede hacer es válido, porque sencillamente es otro, inaceptable, distinto, equivocado, que no me representa.
Tal vez la mayor antinomia de este país la despertó un niño nacido en una villa con una pelota bajo su pie izquierdo que solo con moverla hacia el deleite de la totalidad. Nadie absolutamente nadie ni los unos ni los otros, podía decir que ese nene hacia las cosas mal adentro de ese rectángulo verde. El niño creció y el sueño que el despertaba se veía venir cada vez más cercano, y aunque comenzaron a aparecer críticos y detractores, el niño ya hombre se convirtió en héroe junto con otros hombres, porque los héroes no son personas extraordinarias, sino hombres haciendo cosas extraordinarias, y lograron lo que parecía imposible, hacer que el sueño de unos y otros se volviera una feliz realidad. No hubo Boca ni River, tampoco peronistas y radicales, ni pobres ni ricos. Todos fueron felices en ese momento sin importar diferencias. El niño cargo sobre sus espaldas la responsabilidad de darle alegría a ese TODO inexistente, de hacerlo uno, de barrer bajo la alfombra al menos por un momento y confundirlos en un abrazo de felicidad.
Pero esa fantasía duró apenas unos años, porque los unos y los otros que se veían TODOS representados en el talento, en todas esas virtudes y cualidades especiales que el niño de la villa desplegaba en la cancha, que lo hizo popular en todo el mundo y lo puso en un lugar para el cual el no estaba preparado (porque ningún mortal esta preparado para el precio de la fama), comenzaron a aparecer en su figura algunos unos y algunos otros hasta volver a la realidad de la que estamos hechos, la de buscar la diferencia, para decir yo no soy eso, yo soy otra cosa.
Se dice que somos un país solidario, pero hay sobradas muestras de falta de empatía para declararnos paladines de la igualdad. El sueño del niño duró poco y murió con él, para que lo que nos quede el día después sea un espejo ante cual mirarnos y demostrarnos que somos estas miserias, aunque ese sueño de todos juntos haya sido por un momento realidad.
Fotos:
1– Diciembre de 1973, Juegos Nacionales Evita en Embalse, Córdoba. Diego consuela a Alberto Pacheco luego del partido final del certamen, en que el conjunto juvenil de la provincia de Entre Ríos derrotó al de Corrientes, donde jugaba el amigo de los Maradona.
2- Foto tomada por Federico Finkelstein, @fede_fink, durante los funerales de Diego Armando Maradona, Plaza de Mayo, 26-11-2020.