Hoy se cumplen 65 años del bombardeo del 16 de junio de 1955 sobre Plaza de Mayo, prolegómeno del golpe cívico militar de septiembre del mismo año, que dio por terminado de manera violenta el primer ciclo de gobiernos de Juan Domingo Perón (1946-1955) . En el Balneario de Magdalena hay un mástil con una placa «A LOS CAIDOS POR LA PATRIA 1955» cuyo origen es en gran medida desconocido. InformadorMgd decidió comenzar a indagar sobre ese lugar histórico y su origen.
Un pequeño mástil de piedra, con una placa de mármol blanco y una frase tallada: «A LOS CAIDOS POR LA PATRIA 1955», ubicado en el vértice del murallón, punto céntrico del Balneario Municipal de Magdalena, hoy clausurado al público a causa de la pandemia de Covid-19, despierta la curiosidad de algunos visitantes.
Nadie parece saber a ciencia cierta a qué caídos se refiere, ya que si recordara a las víctimas peronistas resulta llamativo que hubiera sobrevivido a la ola de borramientos, desapariciones simbólicas, demoliciones y proscripción que se desplegó hacia todo lo que representara un ícono o remitiera al imaginario del gobierno derrocado por la autodenominada Revolución Libertadora el 16 de septiembre de 1955.
Se hacen conjeturas, tres vecinos debaten. Uno infiere que recuerda muertos de una trifulca local olvidada en ese año bisagra, entre leales a Perón y golpistas, habida cuenta de la presencia en la entonces gran Magdalena de dos guarniciones que representaban sectores de las fuerzas armadas con fidelidades divididas: la Base Naval de Punta Indio, de la Armada Argentina y el Regimiento de Tanques de Magdalena, del Ejército Argentino.
Otro vecino sostiene que es la única placa recordatoria de víctimas peronistas que quedó en pie en casi todo el país, dada su ubicación casi aislada del resto del mundo, y que sobrevivió por pura fortuna a la inquisición libertadora.
Un tercer participante de la conversación dice que la placa recuerda a los perseguidos por la tiranía populista, intenta esforzar la memoria pero le cuesta nombrar alguna víctima fatal por parte de la represión estatal en esos años del peronismo.
La conversación termina de manera abrupta.
Mitos urbanos aparte, lo cierto es que solamente en el bombardeo del 16 de junio sobre el centro de Buenos Aires se contabilizaron fehacientemente 309 muertos, la mayoría simples ciudadanos y transeúntes de los que se desconoce su filiación política. Hombres, mujeres, jóvenes, niños, que se encontraban de casualidad cerca de los blancos elegidos para el bombardeo de los aviones de la Armada.
El único dato con que se cuenta acerca del mástil, a falta de archivos de diarios y/o revistas de Magdalena de esa época, pertenece al patrimonio del Museo Histórico de Magdalena, ubicado en el Centro Cultural Abel Barragán. Allí hay una bandera en un cofre vidriado y una foto. Corresponden a un acto realizado con posterioridad a la Revolución Libertadora, como se bautizó a sí mismo aquel golpe de Estado.
«Bandera Argentina colocada en el mástil instalado en el Balneario Magdalena durante la gestión del Intendente Rolindo Casamiquela, quien dejó su firma en ella. La foto recuerda un acto-homenaje a los caídos en la Revolución de 1955. Se observa en primer plano, al padre Hermenegildo Romano durante la bendición«, dice la tarjetita descriptiva de la bandera y la foto.
En la foto hay un sacerdote bendiciendo, hay hombres, mujeres y niños, también hay un uniformado que pareciera ser marino. Se puede ver que el terreno era más bajo entonces y el mástil era más alto. Varias veces fue rellenado el terreno en las décadas que siguieron, dicen que el murallón hasta formaba una pequeña baranda.
A 65 años el mástil sigue allí, erguido frente al río y sin ninguna bandera. Un pequeño y olvidado testigo de la historia argentina y también punto patrimonial que debería ser más valorado. Aunque con el tendido eléctrico para las nuevas y necesarias luminarias led a alguien se le haya ocurrido plantarle un poste de eucalipto adelante y un tiempo antes el puesto policial container emplazado para el veraniego Operativo Sol lo haya dejado un poco más oculto y también quitado visibilidad panorámica al paisaje.
Un viejo periodista, historiador y editor decía que «todo es historia», desde los grandes hechos sociales y políticos hasta los más insignificantes usos y costumbres de la vida cotidiana. La historia no es un territorio pacífico, no es un espacio calmo ni estanco, dialoga siempre con el presente, con sus enfrentamientos y grietas.
Rescatar ese mástil del olvido, preguntar y preguntarse sobre sus significados y múltiples resignificaciones, preservar el acervo patrimonial histórico sin soslayar lo que de inquietante pueda tener sobre nuestra actualidad, también es historia a preservar. Quizás es momento de preguntar y preguntarse sobre los sentidos de ese mástil en el Balneario de Magdalena a 65 años del bombardeo sobre civiles en Plaza de Mayo.
Texto y fotos: JLM