Laura Acosta: “Siempre estaremos a favor de la lectura y la reflexión antes que de la fugacidad”

Cierra El Colono de Punta Indio. Polo Márquez, su fundador y director, anunció esta semana el cierre definitivo del semanario en una nota titulada En la hora de la despedida, gracias a todos y todas. InformadorMgd entrevistó a su editora, Laura Acosta, para contar con su mirada sobre el proyecto periodístico que la tuvo como coprotagonista.


Luego de 24 años de vida y 1216 ediciones impresas, esta semana el director y fundador de El Colono de Punta Indio anunció el cierre definitivo del semanario. En la editorial de despedida Polo Márquez expresó su pesar por el punto final del proyecto periodístico luego de casi un cuarto de siglo y detalló los motivos, que se agravaron a partir de la pandemia del Covid-19.

Nunca el cierre de un medio de comunicación es una buena noticia, cualquiera sea su línea editorial, siempre detrás hay trabajadoras y trabajadores que pierden su fuente de trabajo, siempre implica una restricción en la diversidad de voces.

InformadorMgd contactó a Laura Acosta, editora de El Colono y compañera de vida de Polo Márquez; quisimos contar con su reflexión y conocer sus sensaciones sobre el final del proyecto comunicacional y comunitario.

Quien escribe estas líneas le envió un mensaje por Whatsapp: “Hola Laura, soy de InformadorMgd, queríamos hacer una nota sobre el cierre de El Colono y saber si te podría hacer algunas preguntas”. La respuesta de Acosta fue escueta: “Siento que no hay mucho más que decir. Pero no quiero ser descortes(a) con vos. Mandame las preguntas si querés”.

En la devolución la editora de El Colono no daba indicios de querer profundizar mucho, sin embargo las preguntas que le enviamos parecieron tocar en carne viva, valga la metáfora, y desataron una rememoración y puesta en palabras sobre el oficio periodístico, la industria editorial, la comunicación social en una ciudad chica, lo familiar, lo personal y el devenir político de los últimos 25 años del partido de Punta Indio.

Las preguntas formuladas quizás ya no importen, Laura las fue contestando en una sola y larga reflexión en formato epistolar, sin mensajes de audio y con la herramienta de trabajo con la que vivió todos estos años: el teclado de escribir.

“No quisimos resignar paz por modernidad”

EL COLONO tiene como fecha de fundación el 5 de agosto de 1996, que es cuando sale a la calle la primera edición. Polo Marquez había trabajado durante veinte años en distintos medios de tirada nacional (revistas como Siete Días, Somos, País Rural, Conocer y Saber, también colaborando solidariamente con la revista anarquista La Protesta, y diarios como Tiempo Argentino en su originaria versión, Clarín) y en los últimos seis años, antes de regresar a su pueblo natal, fue jefe de Informativo de Radio Mitre.

Un detalle anecdótico es que desde el segundo año que estuvo al frente del informativo el «Panorama Informativo Mitre Informa Primero» comenzó a ganar los premios Martín Fierro; los últimos cinco años Polo subió a buscarlo con sus compañeros de trabajo (para los que hacemos periodismo sabemos lo que significa ese premio de la industria mediática, pero eso no quita su peso simbólico). Durante 1977, después de que los militares reventaran la casa en La Plata justo cuando se había recibido en la entonces Escuela de Periodismo de la UNLP, Polo estuvo un año recorriendo de mochilero América Latina, un poco por obligación y un poco por placer; durante su estadía agudizó su escritura redactando poemas que vendía a la salida de las escuelas secundarias a estudiantes que los usaban como recurso de seducción, en tiempos donde obviamente no existía Tinder. Esto para que tengas un poco en cuenta de dónde venimos el director y yo, su compañera desde 1994, 22 años menor pero formada en esa escuela de periodismo tradicional de otras épocas.

Sobre el diario, surgió porque en 1994 en el tercer y último intento por lograr la Autonomía de los pueblos del sur de Magdalena, coincidimos con POLO en una revista que sólo tuvo número cero: un órgano de difusión de las ideas autonomistas realizada por un colectivo de periodistas, estudiantes de periodismo y diseñadores, ilustradores y fotógrafos de esta zona de Magdalena, hoy partido de Punta Indio.

Entonces Polo era jefe del Informativo y allá por 1995, también épocas de recortes y de achiques en las empresas, surgió la posibilidad de un retiro remunerado, que no fue voluntario pero casi, porque a nosotros nos sirvió como capital inicial para comprar computadoras, una máquina gráfica y algún mobiliario que hizo posible que EL COLONO DE PUNTA INDIO saliera a la calle; durante cuatro o cinco semanas bajo el nombre original del proyecto, que era EL PIONERO, pero que tuvimos que cambiar porque ya había un diario con ese nombre editado en el partido de la Costa. Polo también fue parte de un proyecto periodístico colectivo en Verónica, en 1974, que se llamó Nueva Etapa (duró un año), donde escribía siendo estudiante de Periodismo.

La línea editorial fue la misma que la del diario autonomista que no pudimos sostener en 1994: rescatar los valores de la autonomía, reconocer el esfuerzo y los orígenes de una comunidad de inmigrantes, chacareros y obreros que habían forjado los destinos de lo que hoy es Punta Indio diseminados en las localidades que lo componen. Desde sus páginas queríamos (y creo lo hicimos) rescatar las tradiciones y cultura de la gente de acá, que no necesariamente son las mismas ni las propias que las de cualquier otra ciudad; el quehacer político e institucional y las fiestas y ceremonias, los logros que comunidad íbamos teniendo en un distrito pujante, que recién nacía y que estaba escribiendo su historia paso a paso.

Cuando surge la posibilidad de la ida de Polo de Mitre decidimos regresar e invertir en EL COLONO, y desde entonces sólo nos hemos dedicado a hacer periodismo gráfico, una vez por semana, para lectores de Punta Indio básicamente, aunque desde los orígenes siempre distribuimos en Vieytes y en Magdalena. Además, siempre llevábamos un acontecimiento nacional o provincial importante a lo local: se crea la AUH, nota sobre cuántos puntaindienses cobrarán la AUH, por ejemplo. O aniversario de la muerte de Evita, entrevista a un vecino que cuando era chico filmó una película con ella; por ejemplo, o entrevista a la veroniquense Panchita, que trabajó como niñera de los hijos de Fernández Meijide.

La defensa de los derechos humanos y la educación pública siempre fueron faros que guiaron nuestra labor; algo difícil en una comunidad que creció y vivió a la luz (o la sombra) de una base militar de la Marina, con sus oficiales y suboficiales conviviendo entre nosotros, educando a nuestros hijos, presidiendo instituciones intermedias de la comunidad.

Desde el ejemplar número uno recuerdo haber cosechado adversarios, enemigos, críticos y detractores de un espacio que fue creciendo tanto, que nos permitió vivir de esto durante 24 años casi, sin ningún otro ingreso. Otro detalle, nos enorgullecía que el Correo de Lectores en épocas en las que no existía en Facebook llegó a tener tres páginas, donde los vecinos e quejaban por una calle inundada, saludaban al bebé recién nacido o a la abuela cumpleañera, reflexionaban sobre alguna cuestión de actualidad o hasta criticaban las notas que salían en el semanario.

También tuvimos por dos años creo una página escolar. Chicos de la primaria hacían una página tipo «Croniquita» con contenidos generados por la bibliotecaria, como coordinadora del proyecto. Estaba muy bueno eso.

Siempre generamos contenido, jamás copiamos y pegamos ningún texto ajeno y la intención fue siempre tamizar esa construcción de la realidad con nuestros ojos, que siempre aclaramos que eran los nuestros (entrenados periodísticamente), no los únicos ni los mejores.

Igualmente eso generó a lo largo de nuestra existencia (en este tiempo nacieron nuestros hijos Zacarías 22, Guadalupe 20, estudiante de periodismo, y Trinidad, 14) muchos conflictos que en los últimos tiempos se fueron profundizando. Te diría que desde la llegada del kirchnerismo, 2003, 2004, desde la Columna del Director fijamos expresamente posición no partidaria, pero si ideológica, y eso molestó a varios sectores de una comunidad tan conservadora. Esto sucedió a pesar de que desde las páginas del diario siempre nos preocupamos por dar espacio a todos, inclusive a quienes no coincidían con la opinión del director (que sí expresaba en su columna) convencidos de que una cosa es la noticia de un evento y otra, la opinión personal de su director.

  Pero la irrupción de las redes sociales fue, básicamente, lo que más nos perjudicó. Hasta el ingreso del nuevo siglo los avisos clasificados (por los que cobrábamos) fueron reemplazados por los espacios virtuales gratuitos, el correo del lector por posteos en redes sociales, el reemplazo del papel (que costaba lo mismo casi que un diario nacional) por la lectura gratis en la página web (creo que desde 2009 estamos online, aunque se pueden ver desde 2014 para acá) hicieron que perdiéramos suscriptores al diario papel.

Hace tres años se rompió la máquina gráfica en la que imprimíamos cada viernes a la madrugada y el técnico que venía de Bernal a arreglarla se jubiló y nos dijo que ya no podría venir a arreglarla. Y ahí, una tarde de sábado desesperados dimos con la imprenta del diario La Palabra de Lobos, que aquel día nos salvó la vida. Desde entonces hasta el 21 de marzo nos imprimió cada viernes la edición en Lobos, la cual íbamos a buscar todos los sábados a la mañana para repartir en Pipinas, Punta Indio, Vieytes y Magdalena, además de Verónica por supuesto.

Desde que comenzamos mi viejo fue impresor -luego mi hermano lo reemplazó unos años- y distribuidor del semanario. Mi hermana (diseñadora gráfica) hacía el diseño y mi vieja y otra de mis hermanas buscaban y cobraban publicidades. Mi suegra fue quien limpiaba la redacción y el taller hasta que falleció, y mi hermano impresor y mis hijos también fueron canillitas.

Un emprendimiento familiar, digamos, que por momentos necesitó más gente para hacer deportes, diseño, caricaturas, historietas.

Siempre entendimos que EL COLONO no está ajeno a la realidad de la industria editorial, acorralada por lo digital y por la multimedialidad. Pero fue una decisión no aggiornarnos con todas las redes sociales (sólo teníamos Facbeook, hasta este año que abrimos un Instagram) porque fue también una decisión no vivir estresados queriendo tener hasta último momento todas y cada una de las noticias; algo que para nosotros es inevitable si tenés un portal web.

Y la pandemia nos obligó a remitirnos a la web (no había transporte de Lobos a La Plata y debíamos ir hasta allá a buscar los ejemplares cada sábado) y encima casi todos los distribuidores y cobradores son personal de riesgo.

Cuando vinimos de Buenos Aires Polo trabajaba allá de 8 a 21 y demasiado estres. Acá se le curó todo. Pero en los últimos años los problemas me vinieron a mi, que ya no tenía 20 años ni todas las energías, y empecé a somatizar eso mismo que no queríamos.

Básicamente ahí estuvo la decisión de no seguir más..

Agunos detalles sobre la pauta oficial que creo importantes: Hasta el gobierno de Cristina Kirchner nunca recibimos pauta de Nación, pero sí entramos en la impresión del AEN, Argentina en Noticias, un enlatado que imprimíamos nostros y lo distribuíamos en el diario nuestro, pero lo que pagaban apenas alcanzaba a pagar los gastos.

Jorge Déboli, director de la agencia de noticias InfoGei, nos invitó a ser parte del Grupo Editor Informes; desde ese espacio se gestionaba una pauta en Provincia. Cada tanto mandaban algo y eso ayudó; pero no era algo significativo.

Desde el ejemplar número dos el Estado Municipal nos invitó a ser proveedores publicitarios. Siempre le cobramos la página al Estado lo mismo que a una empresa privada, que demás está decir lo máximo lo que podíamos aspirar como diario local era el supermercado del pueblo.

Terminamos la gestión de Luis Colabianchi sin pauta, hasta que asumió el radical Héctor Equiza y él decidió que concentraría la difusión de su obra de gobierno en dos páginas y media semanales. El contrató y estableció que ese sería el espacio que pagaría.Otro detalle: siempre entendimos que el Estado no es eso bobo al que hay que sacarle plata. Además, creo que la pauta municipal de ningún medio es «la vía del enriquecimiento empresarial».

Desde que asumió Yzurieta continuamos con ese espaciuo hasta ahora; pero cabe aclarar que TODOS los intendentes siempre accedieron a nuestros pedidos de un pago relativamente regular, más allá de las distancias sincrónicas que manteníamos.

Nunca quisimos resignar paz por modernidad, SIEMPRE SIEMPRE estaremos a favor de la lectura y la reflexión antes que de la fugacidad y la búsqueda de la primicia sin chequear ni masticar la info multimediatizada, y los que estamos en esto sabemos que sólo ese es el camino del éxito en gestión editorial. Salvo que, claro está, además del emprendimiento mediático tengas otras empresas satélites que sí te generen ganancia.

Una lectora preguntaba si no podíamos haberlo vendido. Los diarios (casi me animaría a incluir acá a Clarín, no lo hago porque desconozco varios detalles) no dan ganancia, dan pérdida. ¿Para que sirve tener un diario entonces? Uno, para tener prestigio social, marcar la diferencia con cualquier vecino de a pie, porque encima, por ser conocido accedés a espacios simbólicos de poder (como la presidencia de una institución, por ejemplo) que siendo un Juan de los palotes no. Dos, porque lo usás para presionar a los gobernantes para que gobiernen a favor de tus empresas (las otras, las que sí te dan plata) o a favor de los intereses corporativos que representás …dos cosas que jamás nos interesaron. Y tres, para la revolución autonomista».


Entrevista: José Luis Meirás