«Atalaya tenía todo lo que buscábamos para nuestro relato»

Germán Castelnuovo acaba de estrenar en Youtube su película «Gusanos en la Nieve«, un policial surrealista y experimental en blanco y negro, según sus propias palabras. Buena parte fue filmada en escenarios y con actores del pueblo costero de Atalaya, en el partido ribereño bonaerense de Magdalena. InformadorMgd conversó con Castelnuovo sobre «Gusanos…» y la experiencia en Atalaya. Imágenes inéditas del rodaje.

¿Qué es Gusanos en la Nieve?

Para mí gusanos en la nieve es una película de ficción experimental, en blanco y negro, una película de fragmentos, de situaciones, una sucesión de situaciones. Es una película con recuerdos, sueños, pensamientos, donde hay detectives que andan perdidos, hay drogas, interrogatorios y hay un crimen, un femicidio.

También es un policial surrealista. En realidad lo de policial es un poco a medias, o es un poco tibio porque hay muchas piezas que faltan. No es el clásico policial de relojería. Para mí lo importante acá no son los asesinatos, ni saber quién es el asesino, ni las escenas de acción, sino lo que le pasaba a estos personajes, a estos protagonistas, en su interior.

Gusanos en la Nieve también tiene escenas de suspenso y escenas de acción, porque la propuesta siempre fue mezclar un poco los géneros: el policial con el terror, la película de acción con el drama y todo eso mezclado con el cine experimental.

Es una película independiente, fue realizada por un grupo de amigues y se realizó sin apoyo estatal ni privado. O sea fue autogestionada totalmente. El proyecto comenzó en el 2010 y fuimos filmando cuando podíamos, los fines de semana, cuando el equipo técnico podía y la terminamos en 2019. O sea tardamos casi diez años en hacerla. Fue mucho tiempo.

No estuvimos los diez años trabajando en la peli sino que filmamos a comienzos del 2010, 2012, 2013. Primero filmamos en Buenos Aires. Después fuimos y nos quedamos unos diez o quince días en Atalaya y filmamos todas las partes del pueblo Atalaya y Magdalena.

Es decir, se filmó una parte en Capital, zona sur y zona oeste del conurbano bonaerense; otra parte se filmó en Atalaya, un poco en Magdalena y también en La Plata, en el Museo de Ciencias Naturales.

¿A qué se debe la elección del blanco y negro?

El guión de la película desde su momento inicial planteaba como un relato atemporal. Las situaciones del guión transcurren en un espacio y un tiempo indefinidos. No se hacía referencia a un tiempo específico. Siempre imaginamos que el relato no transcurría ni en los años 60, ni los 70, ni en los 90, queríamos buscar algo atemporal, indefinido.

Por lo tanto pensamos que lo más adecuado para eso sería que la imagen fuera en blanco y negro. Creo que el blanco y negro tiene una cualidad, un componente más onírico, bien relacionado con los sueños. Hay algo que resulta más irreal en el blanco y negro, el blanco y negro es más gráfico y atemporal.

Y por otro lado porque me gustan mucho los policiales negros, el cine negro, todo ese mundo de detectives también va bien con esa imagen.

En el momento que la hicimos me gustaba mucho Extraños en el paraíso (Stranger Than Paradise), la película de Jim Jarmusch, no sólo porque es en blanco y negro sino también por los personajes que andan deambulando, vagabundeando por todos lados. Tiene mucha influencia, tomamos mucho de esa peli y es una gran referencia para Gusanos…

¿Por qué elegiste Atalaya como locación?

El relato de la peli, en el guión, empezaba en una ciudad, bien urbano, que imaginábamos siempre acá Capital Federal y el conurbano bonaerense, zona sur, o sea Remedios de Escalada, Avellaneda, Lanús, Banfield, hasta Burzaco, y después la zona oeste del conurbano, Merlo, Ituzaingó, Padua. En Capital filmamos en La Boca, Caballito, algo en San Cristóbal, también Once.

Toda la primera parte era en una ciudad y terminaba en un pueblo costero. Para ese pueblo costero en un comienzo queríamos un pueblito en las afueras de Mar del Plata, pero se complicó.

Yo había pasado toda mi infancia en Atalaya porque mi abuelo, José Pagola, y mi abuela vivían allá. En mi familia de parte de mi mamá me llevaban de chico, íbamos cada tanto a pasar allá unos días y siempre tuve un buen recuerdo de Atalaya.

Entonces Atalaya, tenía todas las condiciones que buscábamos para nuestro relato, era la locación ideal. Es un pueblo chico, costero, está el río, el muelle, las calles de conchilla blanca, que además eran ideales para el blanco y negro de la imagen.

También estaba relativamente cerca del Museo de La Plata, que también por una cuestión logística de producción nos servía mucho. En el relato está la pareja que va vagabundeando por el pueblo. En un momento la pareja se separa y ella, María, hace un viaje al museo para pasar un poco el día, entonces nos venía bien Atalaya.

¿Cómo fue trabajar con la gente de Atalaya?

Al empezar el proyecto de la peli de a poco empecé a ir a Atalaya. Volví, cuando mi abuelo ya había fallecido y estaba mi tío, Leonardo Pagola, viviendo en la casa de mis abuelos. Mi tío nos ayudó muchísimo. Le conté el proyecto y apenas llegué me abrió todas las puertas, me dijo «qué necesitás«, así de una, y le fui diciendo.

Necesitábamos actores, “bueno, tenés que hablar con el Grupo de Teatro El Muelle”. Ahí fui y me contacté con Rubén Martínez y con Miguel Machado. Miguel Machado nos ayudó muchísimo, es el señor más viejo que aparece, del grupo de teatro.

Le decía a mi tío: necesitamos un auto que persigue a otro auto (y en esta peli y no teníamos un mango era todo un pulmón, sólo teníamos plata para los traslados, para los viáticos y para para la comida, así que era todo por amor al arte, ad honorem, el equipo técnico también), “si necesitás un auto te puedo conseguir un Jeep Willys, tenés que hablar con Andrés Castelli”, decía mi tío, y conseguíamos un Jeep.

Después apareció un Torino, necesitábamos autos viejos… el Torino era de José Luis Godoy, que es la pareja de Marina Pagola, mi prima, ellos viven en Magdalena. Teníamos un Jeep y un Torino, después necesitábamos una camioneta vieja, conseguimos una Chevrolet celeste.

Nos ayudó mucho Marcela Sturla que también vive en Atalaya. Necesitábamos unos animales, ella tenía unas cabras y nos dio una mano también en una noche fría, que filmamos en el teatro italiano en Atalaya.

También conseguimos una lancha para una escena de persecución en el río ¡teníamos todo en Atalaya!

También filmamos en un bar de Magdalena, que estaba frente a la plaza principal, de Gustavo Bustos, creo que le decían El Zeta. El bar estaba buenísimo, con una mesa de pool antigua, toda una vitrina de esas viejas llena de botellas antiguas, estuvo increíble. Filmamos dos veces ahí, una vez en 2012 y después volvimos, porque parte de ese material se perdió, lo perdí yo por un error y tuvimos que volver en 2013 o 2014 a filmar algunas escenas del bar.

Buena parte de los actores también son de Atalaya ¿cómo fue esa experiencia?

A los actores de Atalaya los descubrí gracias a mi tío Leo Pagola, que me dijo de hablar con el Grupo de Teatro El Muelle. Me acuerdo cuando fui, me junté con ellos creo que en la Asociación… o la Sociedad Italiana, en un edificio antiguo que está sobre la principal. Estaban Miguel Machado, Horacio Argento, Mónica González, Rubén Martínez, Ezequiel Símil, Viviana y Analía Machado, María Rosa Moreira, Pochocha – Claudio Vallejos, después se sumó el gallego José Luis González…

Bueno primero les pasé el guión, fuimos charlando, fue un proceso un poco largo porque yo iba y venía. Se engancharon todos. Yo también buscaba trabajar con no actores, los actores de Buenos Aires eran amigos que no tenían mucha experiencia actoral.

Quería un poco eso, transmitir esa idea de laburar con no profesionales de la actuación y estas personas del Grupo de Teatro El Muelle de Atalaya tenían algo de eso, y a la vez no, porque habían hecho varias obras de teatro ahí, habían laburado bastante, pero también transmitían una cosa muy interesante, estos personajes de pueblo, en sus rostros y en su forma de vida, tenían algo muy genuino que a mí me gustaba mucho, eran perfectos para mí y me encantaban.

No sólo ayudaron en la parte actoral, por ejemplo me acuerdo de Miguel Machado, que nos abrió las puertas de su casa y nos prestó hasta vestuario, parte de la ropa de su casa, una chaqueta de cuero la usó otro personaje de la película.

Horacio Argento también nos terminó prestando un generador para una escena nocturna, que necesitábamos para filmar en el bosque de noche con luces… y así todos nos prestaban algo y todos nos ayudaron en un montón de cosas de producción. Le comprábamos la comida a Rubén Martínez, para el catering.

Fue como una comunidad copada a la hora de hacer la película, entre todes hicimos la peli.

Fue muy muy grato laburar con ellos. Tengo un recuerdo muy lindo y las ganas de ir a estrenar la película allá, hacer unas proyecciones en Atalaya y en Magdalena, charlar con ellos, con los que se sumen. Tenemos muchas ganas de eso y es algo súper pendiente que espero que se dé.

Para ver la película en Youtube, disponible entre el 1° y el 3 de mayo, ingresar a https://www.youtube.com/watch?v=f_fP0wskCe0&feature=youtu.be

+ Info de GUSANOS EN LA NIEVE
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Entrevista: José Luis Meirás
Fotos: imágenes tomadas durante el rodaje en Atalaya y Magdalena, gentileza Germán Castelnuovo.