Casas perdidas, la modernidad invisible en la arquitectura de Magdalena

Con este texto el arquitecto Pablo Briguez inaugura una serie de ensayos breves que denominó «Casas perdidas, la modernidad invisible«, en la que analiza la presencia casi invisible de notables proyectos de arquitectura moderna en la trama urbana de Magdalena. En este primer capítulo titulado «Sentido Horizontal» se trata de una vivienda ubicada en la calle 9 de Julio, obra del ingeniero Guillermo Guerra del año 1978, que «oculta una serie de conceptos que escapan a la mirada desatenta de nuestro andar apresurado«, dice Briguez

Por Pablo Briguez

CASAS PERDIDAS, LA MODERNIDAD INVISIBLE

Casas Perdidas, es un intento de puesta en valor de una serie de obras que forman parte de nuestro paisaje, de nuestro entorno construido.

Están ahí a la vista de todos, pero esconden en sus muros una serie de conceptos o principios arquitectónicos que las hace singulares. La selección de estas obras no es caprichosa y están dirigidas a hacer foco en la modernidad. Pero ¿Qué es la modernidad?, ¿es un estilo o se trata de una manera de pensar, que encierra conceptos e ideas que representan el sentido de una época?

Todas estas preguntas son el disparador para desandar el camino que recorrerá el análisis de estas obras, que iniciamos hoy con este primer capítulo.

CAPÍTULO 1- SENTIDO HORIZONTAL

Rene Magritte. La trahison des images -óleo sobre tela- 1929

Este óleo de Magritte nos invita a la reflexión, al pensamiento. La imagen acompañada de un texto provocador nos alerta: ESTO NO ES UNA PIPA y claramente no lo es.

Se trata de la REPRESENTACION pictórica de una pipa. Con ella no se puede fumar, por lo tanto la imagen nos traiciona y nos invita a pensar que no todo es como lo vemos. Existen ideas y sentidos detrás de una obra (ya sea esta pictórica o de arquitectura) que escapan a las imágenes.

Esto sucede con esta vivienda ubicada en la calle 9 de Julio (Magdalena, Pcia de Buenos Aires), obra del ingeniero Guillermo Guerra del año 1978, la cual oculta una serie de conceptos que escapan a la mirada desatenta de nuestro andar apresurado.

Habitamos un medio lisa y llanamente (tal vez nunca mejor dicho) horizontal. Es nuestra característica física, una interminable e inabarcable línea horizontal: la llanura pampeana.

Los primeros rasgos de la fachada hacen alusión a ese sentido horizontal. Una línea ancha y blanca, atravesando todo el terreno es la síntesis que se plasma en una viga- canaleta de hormigón que oculta tras de si la cubierta de una leve y delicada pendiente. Los muros de ladrillo enfatizan las líneas horizontales en el tomado de junta, tal cual lo hacía Frank Lloyd Wright (arquitecto norteamericano 1857-1959) en sus casas de la pradera, como también refuerzan y acompañan esa idea los dinteles que cruzan el espacio de puertas y ventanas.

Esta marcada horizontalidad viene acompañada por otro gesto tan fuerte como invisible: el retiro de la línea municipal. Este espacio (presente en muy pocas viviendas del casco urbano), sin ningún tipo de elemento físico que separe el espacio público del privado fue una de las premisas del proyecto de Guerra (única obra completa que proyecto en nuestra ciudad), quién con tan solo 26 años tenía la preocupación por el espacio público y supo aprovechar las bondades del terreno para otorgarle perspectiva a la construcción generando en el transeúnte una sensación diferente, ampliando las visuales de la calle.

Este retiro, este simple vacío es a la arquitectura lo que los silencios son a la música, intervalos que permiten dar la dimensión justa a las notas (o espacios en arquitectura) que los suceden.

Este espacio vacío permite darle sentido a los amplios ventanales que maximizan la mejor orientación para iluminar cada uno de los ambientes, como también a las expansiones que contemplaba el proyecto original pero que no fueron construidas en el sector de dormitorios.

La distribución de los espacios en el interior responde claramente a un agrupamiento de los sectores de servicio en una especie de núcleo compuesto por la cocina, el lavadero y el baño. Un hall de acceso actúa de nexo entre los espacios privados de la vivienda ( baño y dormitorios), los más públicos (estar y comedor, que en el proyecto original se separaban por una estufa hogar abierta a ambos espacios) y el área de servicios (compuesto por cocina y lavadero).

El estar presenta un desnivel que se vincula con una expansión exterior a la calle, que queda semienterrada respecto del nivel de la vereda. La pasante del garage toma el nivel del comedor facilitando la vinculación con el fondo del terreno.

Detalles de mobiliario fijo y un cuidadoso armado de la fachada, en un preciso juego ritmico entre el ladillo de los muros y la madera de las aberturas denotan un respeto por la naturaleza de los materiales y por el diseño de cada una de las partes.

Aunque la vida diaria, nuestras ocupaciones y rutinas nos desenfoquen la mirada, el diseño y el detalle forman parte de nuestra vida. Tal vez no sea casual, que, habiendo vivido en este ambiente, dos sus habitantes terminaran siendo profesionales del diseño y la arquitectura. Al menos yo, no creo en las casualidades.