Israel mató al equipo completo de la cadena de TV Al Jazeera en Gaza

Un ataque israelí contra una carpa de prensa situada frente a un hospital en la Franja de Gaza provocó la muerte de dos reporteros y tres camarógrafos de la cadena Al Jazeera. Con estas víctimas, ya suman 237 los trabajadores de prensa asesinados por Israel, una cifra superior a la de las dos guerras mundiales combinadas.

Entre los fallecidos se encuentra el periodista palestino Anas al Sharif, uno de los más reconocidos en la cobertura del conflicto, junto a otros cuatro integrantes de la cadena panárabe. El bombardeo, dirigido contra una zona destinada a medios en la ciudad de Gaza, dejó un total de siete muertos. La información fue confirmada por Al Jazeera a partir de fuentes médicas, y posteriormente el Ejército israelí la ratificó en su cuenta de la red X, repitiendo la acusación previa de que Al Sharif integraba el ala armada del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), algo que el medio negó rotundamente.

Al Sharif, de 28 años y oriundo de Yabalia, perdió la vida junto a Mohamed Qreiqeh, los camarógrafos Ibrahim Zaher y Mohamed Nufal —quien también conducía el vehículo del equipo—, y Moamen Aliwa. Otras dos personas murieron por el impacto del proyectil sobre la carpa de prensa ubicada en las afueras del hospital Al Shifa, informó su director.

Desde el inicio de la ofensiva israelí contra Gaza, en octubre de 2023, diez trabajadores de Al Jazeera han sido asesinados por las fuerzas israelíes. Según autoridades gazatíes, el número total de periodistas muertos asciende a 237, en lo que califican como ataques “premeditados, deliberados e intencionales”.

El mes pasado, el vocero militar israelí Avichai Adraee acusó públicamente a Al Sharif de pertenecer a las Brigadas Ezzeldin Al Qassam, brazo armado de Hamás. El periodista rechazó esas acusaciones y denunció ser blanco de una “campaña de amenazas” por su labor informativa. En X, escribió: “Reafirmo: yo, Anas Al Sharif, soy periodista sin afiliación política. Mi única misión es contar la verdad desde el terreno, tal como es, sin sesgos”, advirtiendo que “en un momento en que una hambruna mortal golpea Gaza, decir la verdad se ha convertido, para la ocupación, en una amenaza”.

Tras su muerte, el Ejército israelí volvió a sostener que Al Sharif “se hacía pasar por periodista” y lo señaló como “jefe de una célula terrorista de Hamás que dirigía ataques con cohetes contra civiles y tropas israelíes”, afirmando contar con “documentos de Gaza” —como listas, registros de entrenamiento y nóminas— que probarían su militancia. No se pronunciaron sobre los demás periodistas fallecidos.

A finales de julio, la relatora especial de la ONU sobre libertad de expresión, Irene Khan, expresó su “alarma” por las amenazas contra el reportero. “Los temores por la seguridad de Al Sharif están bien fundados, ya que hay crecientes pruebas de que periodistas en Gaza fueron atacados y asesinados por el Ejército israelí basándose en acusaciones sin sustento de que eran terroristas”, sostuvo.

Horas antes del ataque, el primer ministro Benjamin Netanyahu había declarado en una conferencia internacional que pidió a su gabinete de seguridad evaluar el levantamiento de las restricciones a la prensa extranjera, vigentes por “motivos de seguridad”, para que puedan observar —según sus palabras— “los esfuerzos del Ejército para proteger a la población”.