Un niño de 10 años fue internado en el Hospital de Morillo, tras sufrir un coma etílico, situación que llevó a la institucionalización del menor en un hogar estatal debido a la falta de contención familiar. Este caso reaviva una problemática de larga data relacionada con el consumo problemático de alcohol y nafta en infancias, adolescencias y jóvenes de comunidades indígenas en el norte salteño.
Las comunidades originarias de Coronel Juan Solá, también conocida como Estación Morillo o Rivadavia Banda Norte, prevén realizar una marcha este lunes para reclamar nuevamente por la venta de combustibles y alcohol que, según denuncian, incentivan el consumo entre los menores. La movilización surge en un contexto donde, en los últimos años, los reclamos por controles y regulaciones han sido constantes, pero sin resultados efectivos.
El caso del niño, que fue derivado a la Secretaría de Niñez y Familia de la provincia, se suma a una serie de denuncias y reclamos que vienen desde 2023. Roberto Arias, referente de la comunidad Chañar 2 de Morillo, explicó que el año pasado solicitaron formalmente a las autoridades que investigaran la venta de nafta y alcohol a menores. Aunque en la actualidad perciben que el consumo de alcohol ha disminuido, advierten que el uso de nafta se ha incrementado, describiendo a los niños como “de pueblo zombi”.
Arias también relató que han solicitado a la policía realizar recorridas para evitar la venta de combustibles a menores, pero muchas veces enfrentan la falta de recursos, como la ausencia de móviles policiales. En el pueblo, pequeños comercios venden nafta y otros productos, y en ocasiones los comerciantes justifican la venta argumentando que los niños vienen con bidones para echar en motos, pese a que no son estaciones de servicio autorizadas.
En una asamblea realizada ayer, las comunidades decidieron movilizarse el próximo lunes a las 10 horas, ante la falta de respuestas concretas a sus reclamos. Además, evalúan la posibilidad de que los propios integrantes de la comunidad cierren los comercios que venden nafta a menores, una medida que ya se implementó en Alto La Sierra, donde hubo enfrentamientos y quema de casillas en lugares señalados por vender estas sustancias a niños y adolescentes, además de ser escenario de abusos sexuales.
Por su parte, el interventor municipal de Morillo, Marcelo Córdova, afirmó que se han implementado políticas para contener a los niños y adolescentes del pueblo, y que los controles en los comercios son realizados tanto por la Municipalidad como por la Policía. Córdova aseguró que los comercios no venden combustibles y que los “nafteros” roban de los tanques de motos o autos.
Este caso y las movilizaciones reflejan la persistente problemática de las adicciones en comunidades originarias del norte salteño, donde la venta y consumo de sustancias peligrosas sigue siendo un desafío para las autoridades y las comunidades.