¿Cuál es el momento de reflexionar sobre la guerra de Malvinas?

Durante el acto municipal del Partido de Punta Indio por el 2 de Abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, militares en actividad y veteranos de Malvinas se retiraron enojados del homenaje por el discurso de la docente Soledad Reyes, el cual hacía mención al contexto de la Dictadura cívico-militar en el que se desarrolló la guerra, la utilización de la misma como propaganda nacionalista, el rol de los medios de comunicación, el padecimiento en el campo de batalla de los soldados conscriptos sin equipamiento, abrigo ni alimento.

La profesora de historia y secretaria de Suteba en Punta Indio, comenzó su discurso invitando a la reflexión sobre por qué el gobierno de facto de Galtieri decidió iniciar una guerra contra una de las potencias militares más importantes del mundo, cómo fue utilizada la guerra como propaganda nacionalista para «reparar» la imagen del gobierno, cuál fue el rol de los medios de comunicación que incentivaban ir a la guerra y, luego, mentían sobre lo que realmente estaba pasando en las Islas Malvinas, cómo sufrieron aquellos soldados que no solo se tenían que enfrentar a las tropas inglesas sino también aguantar la negligencia y tortura por parte de aquellos militares que tenían el poder. Todas reflexiones que están fundadamentadas por datos, archivos y estudios históricos, y que no son nuevas; no lo inventó la profesora ni es una postura partidaria de «adoctrinamiento», una palabra que está resonando cada vez más al referirse a ámbitos educativos públicos.

«El gobierno de Galtieri creó una gesta nacionalista y patriótica sobre la recuperación de las islas, una suerte de “argentinidad recargada” que prendió rápidamente en la mayoría de la sociedad argentina, y con un gran apoyo, claro está, de los medios de comunicación hegemónicos, que con sus tapas de diarios y mensajes radiales y televisivos convencieron a la sociedad que ir a la guerra estaba bien y era necesario. 74 días de guerra…», fue en este momento del discurso cuando los militares uniformados se retiraron y una gran mayoría los aplaudió, alegando que «no era el momento para hablar sobre política» y que solamente había que homenajear a los ex combatientes.

¿Cuál es el momento, entonces, para proponer una reflexión sobre la guerra de Malvinas? Los actos por el 2 de Abril, como todo acto patriótico, son, de por sí, políticos. En estos últimos tiempos, una parte de la sociedad le atribuye a la palabra «política» una connotación negativa, mayoritariamente por una interpretación errónea de la palabra. Tal vez lo que quieran decir es que rechazan lo «partidario». Reflexionar y hablar sobre la guerra de Malvinas como un crimen más de la Dictadura cívico-militar es una postura política pero nunca puede ser partidaria, como quieren hacer creer aquellos que denuncian un supuesto adoctrinamiento. Hacer memoria no es partidario, repudiar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno de facto durante la Dictadura no es partidario, reconocer a la guerra de Malvinas por lo que fue, un manotazo de ahogado del gobierno de facto, no es partidario; son consensos que ya habíamos logrado como sociedad y que se fueron poniendo en discusión recientemente, en parte gracias al aval del Gobierno Nacional actual, el cual incentiva a que se hable de la «historia completa» pero, paradójicamente, a lo que se refiere es el relato de una historia incompleta, en donde se invisibilizan completamente los crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno dictatorial.

Invitar a la reflexión y proponer un pensamiento crítico sobre nuestra historia, la historia que construye nuestra cultura e identidad nacional, es absolutamente necesario cualquiera sea el contexto. Lo peligroso está en aquellos posicionamientos que no invitan a ninguna reflexión, que prefieren la comodidad que conlleva no generar pensamiento o, también, los que sólo incitan al odio.

Desde la Comisión Provincial por la Memoria, repudiaron el accionar de los militares activos y retirados.

«La actitud sostenida por miembros de alto rango de las Fuerzas Armadas es inconcebible en el marco de la democracia. Un oficial de la Fuerzas Armadas, Comandante de una Base, está obligado más que cualquier ciudadano de pie a respetar las múltiples posiciones frente a la realidad y la historia. En este caso hay algunas cuestiones que ya son una certeza indiscutible como realidad histórica: la Guerra de Malvinas se inscribió en la última dictadura militar, donde se violaron sistemáticamente los derechos humanos, con miles de personas desaparecidas, presas, exiliadas y torturadas. Cientos de sentencias judiciales así lo confirman. Frente a esta realidad irreductible, solo pueden sentirse ofendidos aquellos que la niegan como tal y la reivindican. La actitud de los oficiales y suboficiales frente a una ciudadana que expresaba una perspectiva sobre la Guerra, reconocida por la historiografía, validada por cientos de ex combatientes, es una afrenta a la democracia y a los miles de soldados que padecieron el frio, el hambre, las torturas, y también la muerte por responsabilidad de sus propios jefes durante la contienda», expresaron en un comunicado.

También desde el sindicato Suteba se solidarizaron con la docente. «En sus palabras, la docente explicitó que hablaba desde una perspectiva de análisis histórico construida durante 41 años de democracia ininterrumpida, desde testimonios de cientos de sobrevivientes, análisis de organismos de DDHH y aportes historiográficos de diversas universidades públicas; dijo claramente que no pretendía hablar desde un posicionamiento de verdad absoluta, sino que invitaba a los presentes a reflexionar y analizar en democracia, las causas, hechos y consecuencias de esa guerra, desatada durante la dictadura cívico militar, que asolaba nuestro país desplegando en territorio continental un terrorismo de Estado que implantaba el terror como disciplinamiento social, secuestrando, torturando y desapareciendo ciudadanxs, creando centros clandestinos de detención y otras aberrantes violaciones a los DDHH. Todos hechos de nuestra historia reciente, probados como verdades por la Justicia Argentina en los Juicios de Lesa Humanidad que desde 1985 se vienen desarrollando en nuestro país y son un ejemplo internacional en la defensa de los DDHH», comunicaron desde sus redes sociales.

Otros organismos locales como H.I.J.O.S. Punta Indio y la Comisión de DDHH de Magdalena también se pronunciaron al respecto en repudio a los hechos acontecidos y en solidaridad con la docente. «Las opiniones en una democracia no debe llevar a las amenazas, a los menosprecios, a los insultos. En democracia todos y todas tenemos las mismas posibilidades para opinar. Como organismos de DDHH no podemos tolerarlo ya que hubo algunas amenazas de muerte, insultos, descalificaciones. Eso solamente lo hacen las personas incapaces de intercambiar ideas, debatir y argumentar», publicó H.I.J.O.S. Punta Indio en sus redes sociales.

Por último, compartimos el discurso completo de Soledad Reyes, el cual no le permitieron terminar de leer.

Agustina Crespo.