La difusión de un caso abuso sexual en un contexto educativo rural del partido de Magdalena conmovió a la comunidad y agitó las redes locales. La noticia se reprodujo luego en medios nacionales de gran circulación. Se mencionaban los nombres de las personas involucradas, entre otros detalles. Se generó una polémica y un repudio desde el área municipal de mujeres y familia y el espacio interinstitucional sobre violencia. El caso estaba siendo abordado colectivamente en su comunidad educativa. InformadorMgd conversó con la periodista y académica Gabriela Maria Barcaglioni para analizar qué cosas están en juego en este debate.
Barcaglioni es Licenciada en Comunicación Social. Egresada de la Facultad de Periodismo
de la Universidad Nacional de La Plata. Es ayudante diplomada de la Cátedra Análisis de la Información. Productora periodística Radio Provincia de Buenos Aires. También integra un equipo interdisciplinario en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP sobre «Violencia contra las mujeres: discursos legitimantes y acceso a la Justicia». Además es integrante de la Red PAR (Periodistas de Argentina por una Comunicación no Sexista), la Red de Monitoreo de Políticas Públicas para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra las Mujeres de la Provincia de Buenos Aires.
«Leí una noticia o dos sobre el hecho. No lo seguí porque no hubo otras noticias en medios nacionales. Sí, me preocupó el abordaje del hecho, el relato y el tenor de los datos que proporcionaba. Fundamentalmente porque se daban datos personales de las personas involucradas. Se los podía ubicar fácilmente no solo por sus nombres sino porque se precisaba donde ocurrió», nos dice Gabriela Barcaglioni en relación a la noticia que generó el repudio desde el área municipal de género de Magdalena.
¿Creés que este tipo de difusión aporta socialmente a la lucha contra las violencias sexuales?
G.B: Estaba relatado como un hecho policial cuando el abordaje que debió tener es de un hecho social, una situación de violencia sexual. No aporta porque no dimensiona la base estructural de esa violencia, no colabora a entenderla a pensar cómo prevenirla, cómo atenderla. No hay voces o fuentes especializadas en el tema.
Se revictimiza, se apela al morbo y al amarillismo como recurso que empobrece el hecho. Insisto no es un hecho policial, debe interpelar a la comunidad, debe ofrecer estrategias de qué hacer en esas situaciones. Quien comunica debe der responsable y preocuparse por resguardar a las víctimas .
IMgd: Esas informaciones salen desde fuentes institucionales, a veces discrecionalmente, y desde el periodismo resulta complejo investigar los casos o tratar de conseguir otras fuentes antes de publicar…
G.B: La responsabilidad del periodista es no tomar como única fuente esos datos. Y también si son fuentes preguntar con criterio, teniendo en cuenta que no es un hecho policial sino social y cultural. Si el periodismo no les puede preguntar dejan de ser fuente.
El periodismo debe contribuir al cambio de mirada sobre las violencias sexuales. Hay que buscar asesoramiento para escribir noticias de este tipo, son temas complejos. No pueden tener una mirada superficial. Existen normativas internacionales y nacionales que protegen los derechos de niños y niñas que en las notas no se consideraron.
Es necesario que el tema dada su complejidad se trabaje con las instituciones, con la comunidad, con el periodismo.