La casa infinita

Pablo Briguez nos ofrece hoy un texto acerca del trabajo del arquitecto rosarino Gerardo Caballero como curador del pabellón argentino en la Bienal de Arquitectura de Venecia 2021. «El pabellón argentino es una buena forma de entender nuestra historia y nuestra identidad constructiva, porque buen parte de los orígenes de nuestra construcción se encuentra en las denominadas casas chorizo«, señala el autor de esta nota. En la puesta expositiva de Caballero el color rosa está en primer plano, originalmente mezcla cal, agua y sangre vacuna, ese tinte que todavía puede verse algunas casas y edificios históricos de nuestra ciudad, es para Briguez parte del «componente del ADN que hace de Magdalena un lugar singular» y que se encuentra en la intersección del medio urbano con el rural.


OBRAS PERDIDAS – LA MODERNIDAD INVISIBLE

CAPÍTULO VIII – ESPECIAL
LA CASA INFINITA

Por Pablo Briguez

A lo largo de estas publicaciones hemos ido desandando el camino con el objetivo de descubrir algunas obras singulares de nuestra localidad. En un sentido totalmente caprichoso (o tal vez no tanto) las obras seleccionadas se agrupan como modernas, aunque tal vez alguna de ellas no respondan al canon específico de la modernidad entendida como estilo. La idea de estas notas tiene por objetivo ir un poco más allá de descubrir estilos. La pretensión es ampliar la mirada, como manera de descubrirnos a nosotros mismos. Vivimos en tiempos donde nos cuesta mucho detenernos a observar, corremos detrás del tiempo y las ocupaciones diarias de manera casi automática y ante esa realidad, el paisaje que nos rodea se transforma en lo mismo, un lugar del cual resulta difícil apropiarse.

En definitiva, encontrarnos a nosotros mismos es tratar de encontrar un sentido a nuestra historia a nuestra identidad, empresa ardua si pensamos que este país se formó con cientos de culturas, originarias o venidas de otras latitudes, pero que nos trasforma en un fiel reflejo de lo que sucede en toda la historia de la humanidad que no es de aquí ni es de allá, que está formada por miles de historias y kilómetros recorridos en busca de un lugar propio.

En este orden y ante la pregunta de ¿Quiénes somos? o ¿Cuál es nuestra identidad? Aparece el trabajo del arquitecto rosarino Gerardo Caballero, con algunas respuestas dignas de recorrer y que nos pueden ayudar a entendernos a nosotros mismos.

Caballero es el responsable de la curaduría del pabellón argentino en la Bienal de arquitectura de Venecia 2021, un evento dedicado a exhibir propuestas de la arquitectura del momento y donde argentina presentó en esta oportunidad su espacio titulado: LA CASA INFINITA.

“A LA CASA INFINITA NO SE ENTRA, UNO SIEMPRE ESTA DENTRO DE ELLA, ES TAN GRANDE QUE NO SE PUEDE SALIR, ES AMPLIA Y ABIERTA, SENCILLA Y DISCRETA, NO TIENE RECORRIDO PREDETERMINADO…”

“CREEMOS QUE CADA UNO DE NOSOTROS VIVE EN UNA CASA DISTINTA, PERO AL FINAL NOS DAMOS CUENTA QUE ES SIEMPRE LA MISMA, LA QUE COMPARTIMOS Y ES DE TODOS…”

Estos fragmentos pertenecen al autor y todo el trabajo desarrollado parte del lema central de esta 17° edición de la bienal, a la cual su curador general, el arquitecto Hashim Sarkis, titulo con la pregunta: ¿CÓMO VIVIREMOS JUNTOS? En clara alusión al momento histórico que nos interpela en esta situación de pandemia.

Caballero entonces apela a la condición de infinito, un concepto que nos permite hablar de nuestro universo tan variado y ecléctico como es el mundo de la arquitectura, que se encuentra atravesado por variables como el medio, la sociedad, las ideas de la época, las condicionantes económicas y una larga lista de etcéteras. El pabellón argentino es una buena forma de entender nuestra historia y nuestra identidad constructiva, porque buen parte de los orígenes de nuestra construcción se encuentra en las denominadas casas chorizo, como llamamos a esa interminable seguidilla de habitaciones que derivaba de la vivienda romana, que no solo definían el armado de nuestra ciudades sino también de nuestras llanura (se pueden ver ejemplos perdidos en medio del interminable campo donde la casa se ubica prepotente en lo que parece una situación de esquina), y desde ese lugar crea y estructura el pabellón reinterpretando este formato de vivienda pero desarticulándola en espacios donde uno atraviesa sin entrar ni salir.

El resultado es un panel pintado de color rosado en clara alusión a la mezcla de sangre vacuna y cal que se usaba para cubrir las viviendas y con una interminable cantidad de micro ventanas respondiendo no solo al formato de ventana de estas casas chorizo, sino también a la condición de colectivo.

Dentro del pabellón se podrá encontrar ejemplos variados de arquitectura colectiva, ya sea pública o privada, de todas las latitudes de nuestro territorio. Expresiones tan diversas como las manifestaciones culturales que forman nuestra identidad.

¿Qué es lo que este pabellón y toda esta obra nos invita a reflexionar, y qué puede tener que ver una exposición en Venecia con nosotros un pequeño pueblo de la llanura pampeana?

Como decíamos al principio vivimos tiempos donde todo es urgente, donde el tiempo apremia y todo es casi instantáneo. Tiempo que no nos permite una mirada introspectiva, de preguntarnos cuál es nuestra particularidad como individuos y mucho menos como comunidad.

Nuestra historia está llena de vida, de personas que dejaron su huella, algunas de ellas perdidas en el camino, pero siempre esperando ser recuperadas. Las construcciones de nuestra localidad forman parte de estas historias, porque fue en esos lugares donde discurrieron estas historias.

Cada edifico tiene un valor simbólico, por su fisonomía, o por su importancia o por cualquier otra singularidad que lo pueda destacar. Pero todos, absolutamente todos, tienen la misma particularidad, en esos lugares se tejieron historias de vida, algunas más significativas que otras seguramente, pero sin duda todas ellas importantes para la formación de nuestra identidad.

Preservar nuestro patrimonio construido, es claramente una forma de reconocernos a nosotros mismos, frente a esa pregunta inicial de qué/quienes somos. Solo necesitamos detenernos un instante, hacer un alto en nuestras ocupaciones y rutinas que nos alienan y despersonalizan, para contemplar el medio que nos rodea, el urbano, el rural, pero sobre todo el de nuestra propia historia que lleva el componente del ADN que hace de Magdalena un lugar singular.


El catálogo completo de La Casa Infinita puede verse en
https://issuu.com/gerardocaballeroarq/docs/lci-09.03.21

En el sitio web de Gerardo Caballero se puede conocer más sobre su trabajo: gerardocaballero.com


Entrevista a Gerardo Caballero realizada por la Cátedra Equipamiento B de la Facultad de Arquitectura Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo