Magdalena en la Sombra, el primer libro de Pablo Briguez y un homenaje al periodista Eduardo Fantini

El arquitecto y escritor magdalenense Pablo Briguez ya tiene en la mano su primer libro, Magdalena en la Sombra – Relatos, que casi agotó su primera edición en una preventa que lanzó a través de sus redes sociales. El libro enhebra a partir de la técnica de «narración enmarcada» una serie de historias detectivescas, protagonizadas por el periodista Fantini y su colaborador Ledesma, situadas en este pueblo bonaerense hace más de cuarenta años. La publicación recién salida de imprenta, que en estos días el autor estará entregando a sus primeros lectores, corrió por cuenta de la editorial porteña Niña Pez Ediciones.


«No sé cuánto tiempo me queda, no sé hasta cuándo voy a poder retener en mi memoria todo esto que no quiero que quede perdido cuando yo ya no esté. Tiene que prometerme que usted me va a ayudar, Hilda. Júreme que nada de esto va a quedar en el olvido«, le pide un hombre viejo a su enfermera en el asilo para ancianos de Magdalena, donde termina sus días.

A lo largo de los capítulos de Magdalena en la Sombra, Hilda escuchará las historias del viejo e irá anotando en un cuaderno aquellos detalles y nombres que teme olvidar. De esta manera Pablo Briguez se apropia del clásico recurso literario de la narración enmarcada para hilvanar las detectivescas aventuras del periodista Fantini y su ayudante Ledesma.

La primera pregunta que aparece al leer los relatos de Magdalena en la Sombra es si el autor está haciendo uso de la ficción para rescatar historias reales o mitos urbanos del pueblo donde nació, se crió y vive hoy en día. El motivo de este interrogante es que los lugares que nombra y muchas situaciones que se describen existen o existieron en la realidad. Además del hecho de que Magdalena es pródiga en relatos orales, que se alteran en la circulación de boca a oreja y se afianzan unas veces como mitos conocidos y otras como silencios compartidos, a veces las dos cosas juntas.

«Nunca pasa nada en Magdalena. Esa frase la escuché infinidad de veces, pero creo que, como todo pueblo, Magdalena esconde muy bien sus historias. Son secretos a voces, no revelados como verdades ante todos«, este párrafo con el que inicia el segundo capítulo del libro parecieran alentar la inquietud acerca de la veracidad de los relatos.

– «No, son todas ficciones que fueron saliendo a partir de disparadores puntuales, que podían ser objetos como la escultura de uno de los capítulos o algún lugar puntual de nuestro pueblo que servía como escenario para la acción«, despeja Briguez en diálogo con InformadorMgd, lo que trae alivio pero también cierta decepción al lector curioso que quizás empezaba a indagar sobre los personajes de los relatos.

Entonces, aunque las historias son ficticias, sí hay un protagonista que tuvo existencia real y es el periodista Fantini, quien publicara por más de tres décadas la revista local Ruta 11, en el viejo Partido de Magdalena, aquel que también incluía a Verónica, Pipinas y Punta del Indio.

– «Cuando empecé a armar el primer cuento de lo que después se transformaría en una serie, tenía por premisa que los personajes fueran un dúo a lo Sherlock Holmes y el Dr. Watson o William de Baskerville y Adso de Melk en El nombre de la Rosa. La figura principal de esa dupla siempre está ligada a un hombre pensante, meticuloso, medido, cerebral, de pocas palabras y mucha inteligencia. Yo no tuve oportunidad de conocer a Eduardo Fantini, pero está claro que su figura la vi pasearse por Magdalena en mi infancia y me transmitió directo ese tipo de personaje que necesitaba para encabezar la dupla. Lógicamente se trata de un homenaje, de un recordatorio de su figura, dentro del marco de la ficción. Las generaciones actuales no lo conocieron ni saben que hubo un periodista que escribía, editaba y publicaba una revista llamada Ruta 11, que se publicó desde 1963 hasta 1998 y fue la primera en tener tapa a color. Creo que es una forma de rescatarlo de nuestra memoria, aunque se trate de una obra de ficción y nada de lo que vive en estas historias sea real«, cuenta Pablo a InformadorMgd.

Los relatos de Magdalena en la Sombra rescatan lugares y vivencias propias de la vida cotidiana del pueblo-ciudad de principios de los años 80. No hay un intento de contextualización sociopolítica de los relatos dentro de la realidad nacional de esos años, un rasgo de honestidad más que evasión de compromiso, de alguna manera el autor también habla desde los ojos del niño que fue en la época donde se desarrolla la acción.

Aunque nombra lugares y situaciones que ya no están, Magdalena en la Sombra no tiene una mirada nostálgica o añorante de un pasado pueblerino y campero. Casi lo contrario. Briguez, al igual que lo hace en sus ensayos breves sobre arquitectura que publicamos en este medio (Casas Perdidas. La modernidad invisible), pareciera más interesado en rastrear los signos de modernidad y creación intelectual locales, en mostrar los gestos de contemporaneidad con el mundo de aquellos años en la Magdalena urbana.

Magdalena en la Sombra tiene los ingredientes de los mejores libros de misterio: es atrapante, enigmático y tiene un final imprevisto. También es indispensable para conocer de cerca un momento de la historia de la vida cotidiana en Magdalena.

José Luis Meirás