Cielo encauzado

Esta es la segunda entrega de la serie de ensayos breves «Casas Perdidas. La Modernidad Invisible» pensada por el arquitecto Pablo Briguez para señalizar y poner en valor proyectos constructivos notables que pasan inadvertidos en la trama urbana de Magdalena. En este segundo capítulo se habla de una casa diseñada en 1969 por el arquitecto Héctor Enrique Pizarro.

CASAS PERDIDAS. LA MODERNIDAD INVISIBLE
Capítulo II
CIELO ENCAUZADO

Por Pablo Bríguez

UN PATIO
Jorge Luis Borges

Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.

Creemos vivir en espacios comunes, pensamos que lo que nos rodea son simples viviendas donde fluye la vida, pero a veces, en esos descuidos reflexivos omitimos los significados. Una idea no es su concreción sino su significado y cada casa posee el suyo, una idea, una historia detrás.

Claro ejemplo de esto es esta vivienda que encontramos sobre la calle San Martín, escondida, algo vergonzosa de su propia belleza.

Su fachada tiene argumentos de composición que escapan a las casas comunes que la rodean. Cada vez que uno pasa por su frente, esta obra invita a descubrir un nuevo detalle. Líneas verticales parecen dividir la fachada en una secuencia de planos paralelos que van mutando, a veces son una puerta, a veces una ventana, otras  veces un mueble saliente  y otras una chimenea. Cada uno de estos paños posee en su parte superior una ventana de vidrio esmerilado que deja entrar el sol de manera cenital en el interior de la casa. Como remate de toda la composición aparece un elemento que pareciera ser una cornisa clásica invertida que reinterpreta la función del final del edificio dándole protección a los paños vidriados inferiores.

Un pequeño retiro le da la escala justa a la fachada, y permite apreciar cada uno de estos elementos de la composición.

Pero como si esto fuera poco, la casa esconde algún secreto al transeúnte. Nuestra historia construida es una tangente de la historia constructiva de Europa. El formato de la casa romana fue reinventado en nuestras latitudes en lo que conocemos como casas chorizo que no es mas ni menos que la mitad de su predecesora. Aun así, la característica mas importante de esta tipología era y es sin lugar a dudas EL PATIO.

Esta obra diseñada en 1969 por el arquitecto Héctor Enrique Pizarro tiene su principal atractivo en el patio central alrededor del cual gira toda la casa. Tan solo con 26 años, siendo Maestro Mayor de obras y cursando sus estudios en la Facultad de Arquitectura de La Plata, presentó a sus propietarios un diseño que reinterpreta la casa romana, ajustándola a la escala del terreno y las necesidades de sus usuarios.

No solo se trata de una reinterpretación iconográfica del patio romano, es mucho más que eso.

El patio es un recurso imprescindible para la correcta iluminación de los espacios y la ventilación cruzada de los mismos, mejorando sustancialmente el acondicionamiento climático tanto en invierno (permitiendo llegar al sol a todas las estancias) como en verano (dejando correr la brisa a través de toda la casa). A veces los espacios vacíos, juegan un papel mucho mas trascendental que cualquiera que podamos construir.

Tal vez el significado más acertado sobre los patios lo dio Borges alguna vez cuando vio ese espacio como una especie de universo encerrado donde transcurre la existencia, ese lugar adonde ver nacer y morir las estrellas, recordándonos de dónde venimos, en esa pequeña porción de cielo encauzado.